Valorar y elegir tus inversiones: la clave del éxito

El precio de las cosas y su valor son dos conceptos muy relacionados pero distintos. Cuando hablamos de comprar algo, está claro cuál es su precio. Solo tenemos que ir a la tienda y echar un vistazo a su precio de venta al público. Si lo que queremos es comprar un piso, bien sea para vivir en él, o como inversión inmobiliaria, basta con ver los precios que ofrece el vendedor en una oficina inmobiliaria física o por internet. Lo mismo ocurre si quieres invertir en acciones de empresas o en fondos de inversión. Cada acción o fondo de inversión tienen un precio que es público. Todo tiene un precio, está claro. Pero ya sabes que a veces determinadas cosas nos parecen muy caras, para el disfrute o uso que le vas a dar; y en otras ocasiones el precio te parece barato ya que ves una gran oportunidad de comprar algo muy valioso por poco dinero.

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La diferencia que hay entre el precio de las cosas y su valor, en muchas ocasiones no es significativa, y el precio puede estar muy ajustado a su valor real o uso/disfrute que te va a proporcionar. Todos intentamos comprar cosas buenas (de un gran valor) pero lo más baratas que se pueda (pagar la menor cantidad de dinero). Si consigues detectar que el precio es inferior a su valor, habrás encontrado una buena compra. El problema de saber si realmente algo está barato o caro, no consiste en ver su precio y su evolución, lo cual es algo fácil de saber (es público), sino que el verdadero problema es averiguar su valor real.

Problemas de valoración

El problema fundamental para invertir correctamente es saber su valor real. El valor no es algo que aparezca publicado ni escrito en ningún sitio. El valor lo tienes que averiguar tú mismo. Te pueden estar vendiendo una bicicleta por 50€, que piensas que está barata para el servicio que te puede dar, pero si te montas en ella y resulta que estaba oxidada por dentro, y tras rodar 1 km la bici se rompe, desde luego el valor de la bicicleta se desvela ser nulo. Básicamente te han timado. Has pagado un precio aparentemente bajo por algo que valía poco o nada.

En el mundo de las compras cotidianas, al ir a comer, al supermercado, a la tienda de ropa, etc., tú ya sabes más o menos valorar las cosas. Sabes que hay cosas algo caras pero que lo valen, pues luego duran mucho tiempo en perfecto estado. Y sabes que hay otras  de bajo precio (evito decir baratas), pero que se rompen al primer uso. Cuando compras algo por un precio razonable o bajo, y te sale bien, estas contento. Pero muchas veces, te darás cuenta que esa ración que pediste en el bar (que no la pudiste comer de lo mala que estaba), ese destornillador que compraste en el «chino» del barrio (que se rompió antes de acabar de apretar el tornillo), han sido una mala compra. En ese caso, te fastidia, pero no es el fin del mundo; aprendes y procuras no volver a repetir el error.

En el mundo de las inversiones, cualquier error de valoración, lo puedes pagar caro. Si vas a invertir comprando acciones de una empresa supuestamente maravillosa, y resulta que la empresa tenía una deuda enorme, ya no era competitiva, y tenía un negocio decadente, pero el mercado no se había dado cuenta de ello y su precio era alto, entonces habrás hecho una mala inversión. La gente se dará cuenta de que la empresa ya no es lo que era, y su precio empezará a bajar con fuerza. Tu inversión, que compraste a 10€ la acción, ahora es posible que cotice a 4€ la acción. Es decir, habrías perdido un 60% de tus ahorros (al menos temporalmente), y es posible que no se recupere nunca su precio si la empresa no mejora su negocio. Ha sido un error de valoración, igual que cuando te timaron en el «chino», pero allí la pérdida era asumible (gastaste poco dinero). Aquí seguramente invertiste más.

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Igualmente, si te vas a comprar una casa como inversión para alquilarla, y ves que tiene un precio bajo, y que la casa tiene un aspecto externo e interno aparentemente bueno, y realizas la compra, habrás gastado bastante dinero. El problema es que antes de comprar nada hay que asegurarse muy bien del valor real del bien. Hay muchas cosas que mirar para valorar bien un inmueble. En tu caso es posible que esta casa de bajo precio (por ejemplo de 60.000€), que creas que es una buena inversión pues piensas que puedes alquilarla por 500€ al mes (6.000€ al año), con lo cual aparentemente, sin contar los gastos, te daría una rentabilidad bruta del 10% (6.000€ anuales entre 60.000€ del precio). El problema es que igual no la valoraste correctamente pues no te diste cuenta que el barrio donde está ubicada tiene mala fama (es una zona conflictiva) y nadie quiere vivir ahí. O quizás el edificio tiene un problema estructural, y los vecinos están pagando unas cuotas enormes para una futura restauración y evitar que se caiga. Tu inversión en este caso, sería un auténtico fracaso por un problema de valoración.

Valoración de empresas consolidadas: Introducción

Si ademas de invertir en fondos de inversión, tal y como te recomiendo en mi libro, has decidido que quieres invertir en empresas sueltas directamente, me parece bien, pero te recomiendo que las elijas fundamentalmente por su calidad y estabilidad de su negocio. Además procura comprarlas a un buen precio (barato, o al menos justo). Para poder hacer esto, debes saber valorar empresas tú mismo. Nunca te dejes guiar por lo que dice el vecino, un conocido, o una recomendación en el periódico o en la radio. Tú, y solo tú o un buen asesor financiero fiable (no lo busques en el banco), tienes que decidir qué comprar usando un criterio claro y propio. Para hacerlo tendrás que tener clara la estrategia, diversificar adecuadamente, definir un estilo de inversión y saber valorar las empresas que elijas.

Valorar empresas no es una labor fácil, y requiere bastantes conocimientos y experiencia. Existen cientos de miles de empresas en el mundo cotizadas (en bolsa). Hay empresas de diferentes estilos y en diferentes estados de su evolución:

  • Start-up o en fase inicial de negocio (que no ganan dinero al principo),
  • de crecimiento rápido (que han encontrado un nuevo negocio rompedor),
  • consolidadas con crecimiento moderado (las clásicas de toda la vida),
  • decadentes, con un negocio algo agotado, o amenazado por nuevas tecnologías.

y no todas ellas se valoran igual, ni las  estimaciones son igual de fiables. También hay empresas dedicadas a los seguros o a la banca, que son aún más difíciles de valorar.

Para facilitar el proceso de valoración lo mejor es limitarnos a elegir un tipo de empresas consolidadas que sean líderes mundiales en su negocio y si es posible que puedas ver sus productos por la calle; así es más fácil entender su negocio y el gusto de la gente hacia ellas. Pero no pienses que todas las que veas por la calle son buenos negocios; muchas no son interesantes, son muy arriesgadas y no son inversiones recomendables. Dentro de las posibles empresas existentes, las empresas recomendables  para todo tipo de inversores (incluidos los poco experimentados) son aquellas con productos muy valorados, con ventas muy regulares y crecientes, y beneficios igualmente crecientes año tras año, que tengan poca deuda, una buena rentabilidad, y que en muchos casos suelen ser además multinacionales (presentes en varios países).

Este tipo de empresas son algo más fáciles de valorar y son más seguras para ti. Me estoy refiriendo a empresas como Coca-cola, 3M, Pepsico, Nestlé, BMW, Inditex, McDonalds, Nike, etc.. Empresas consolidadas con productos que les encanta a la gente y que están por todas partes, y que cuando quieres comprar un determinado tipo de producto, inmediatamente te viene su marca a la cabeza. Tengo sed, pienso en Coca-cola. Quiero salir a correr, pienso en ponerme unas Nike. Quiero regalar unos bombones, pienso en Nestlé. Sueño con un coche, y es un BMW. Quiero dejar una nota, y busco un pot-it (de 3M). Me voy de compras de ropa, y busco un Zara (de Inditex).

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Pero antes de comprar estas empresas necesitas averiguar su valor aproximado, y comprarlo con su cotización en bolsa (o precio) para ver si realmente es una buena inversión. Una buena empresa muy cara no suele ser interesante. Si ves que el precio es inferior a su valor, o parecido, es muy posible que estés ante una buena inversión a largo plazo (recuerda, en este blog todo lo que comentamos está enfocado a la inversión a largo plazo, es decir 10 años o más). Con el tiempo, o si quieres invertir más ahorros  en tus empresas en cartera, deberías volver a valorarla para comprobar que no ha pasado a la fase de decadencia y que sigue siendo un buen negocio. Unas cuantas técnicas de cómo valorar empresas te las contaré en una próxima entrada. Creo que hoy ya hemos tenido bastante con esta reflexión sobre el precio vs. valor, la necesidad de aprender a valorar, y la conveniencia de hacerlo sobre empresas con negocio sólido y predecible.

Espero que te haya resultado interesante esta primera entrada que va a dar pie a otras con contenidos algo más avanzados. En cualquier caso, trataremos de hacerlo sencillo y que se entienda de forma fácil. ¿Y tú que piensas sobre la valoración? ¿Has cometido errores de valoración? ¿Te han timado al comprar algo cotidiano? ¿Ya haces valoraciones de empresas o inmuebles? ¿Cómo decides cuál es el precio justo de un inmueble? ¿En que te fijas para elegir empresas o para decidir que ya tienen un buen precio?

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